Nuria García Milá: ¿Cómo habríamos sido?

Ambos géneros, masculino y femenino, aparecen representados de formas diferentes y sujetos a sendos cánones disfrazados de realidad, que nada más lejos de ella, construyen una sociedad acomplejada e irreal.

En el caso de las mujeres, nuestro género está, y siempre ha estado, sujeto a la norma de la “delicadeza” y de la belleza más allá de la salud física y mental; la norma de que, aunque seas una mujer fuerte, luchadora y que tiene las ideas claras, en el trabajo siempre serás una “amargada” que, por supuesto, en cuanto llegue “su hombre”, volverá a ser la mujer frágil y fina que debía haber sido desde un principio -ahora mismo, como ejemplo, me viene a la cabeza el papel de Sandra Bullock en “La Proposición”. Pero todo esto no es ningún secreto. En esta entrada quiero destacar, desde la perspectiva de la audiencia femenina, el retrato del género masculino en los medios audiovisuales -ya que, como mujer, no puedo hablar en primera persona del daño que le hace a los hombres el rol que se les atribuye a ellos.

Desde mi punto de vista, y tras pensar mucho sobre el tema, opino que hasta los cánones asignados a los hombres están diseñados para definir a la mujer con las cualidades que he nombrado anteriormente -lo cual no debería sorprenderme tratándose de una sociedad patriarcal- pero añado: no solo esculpen nuestra personalidad y nuestro físico a su antojo, sino también nuestras relaciones personales. Porque, si el rol del hombre queda definido con una personalidad fuerte, dominante y (sobre)protectora, y un físico digno de dioses griegos, cualquier relación que mantenga ese personaje estará basada en la sumisión de ella y un paternalismo bastante tóxico por parte de él, el cual no tenemos muy en cuenta “gracias” a dicho aspecto impecable. Y es así: pasamos por alto comportamientos tóxicos por el morbo de ver a dos personas físicamente normativas enamorarse.

Ahora bien, sabiendo esto y teniéndolo bien interiorizado, ¿cómo no te va a parecer normal una relación de pareja en la que la otra persona “se pone celosa porque te quiere” o “te controla porque se preocupa”, si es lo que llevas viendo en películas y series desde que empezaste a consumirlas? ¿Cómo vas a diferenciar los comportamientos tóxicos, si desde pequeña te han enseñado que el mayor acto de amor es que un hombre al que no conoces te bese sin consentimiento mientras duermes? (Esto último es cortesía de Disney, al cual lededicaré otra entrada más adelante).

En resumen, he decidido hablar de este tema porque llevo casi veinte años en el mundo y no siento que haya sido libre en ningún momento. Me siento controlada y manipulada por los medios masivos, los cuales han hecho de mí y de las demás mujeres lo que les ha parecido conveniente, utilizando la imagen de los hombres como instrumento de ejecución y convirtiéndonos en caricaturas de nosotras mismas. No me imagino cómo habríamos podido ser de no haber estado sujetas a un patriarcado, o a dónde habríamos llegado. Supongo que habría más representación femenina en los libros de texto, o incluso la concepción bigénero de nuestra sociedad habría cambiado. Me da pena no poder ni imaginármelo.

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