5.3. Ciberespacio, cibercultura y medios de comunicación.
Antes de la aparición de las redes sociales, la comunicación corporativa se limitaba más a la publicidad y sólo se la podían permitir las grandes empresas. Existía un equipo de profesionales en la empresa que se dedicaba a ello. Además de los tradicionales anuncios en los diferentes medios de comunicación, se elaboraban notas de prensa para los medios y se disponía de página web con la información de la empresa.
Después de la aparición de las redes sociales, el panorama cambió. Podríamos referirnos a esta nueva tecnología también como “redes empresariales”, pues sirven de altavoces para mostrar sus productos o servicios. La facilidad de uso de estas plataformas y la accesibilidad pusieron al alcance de todos la comunicación corporativa. Los propios dueños o trabajadores de pequeños negocios podrían mostrar su trabajo y sus productos a los usuarios.
En este punto los profesionales que se dedican a este tipo de comunicación deben renovarse y buscar nuevos contenidos para que merezca la pena seguir contratándolos. Y es que aunque el uso de las redes sociales está normalizado, su gestión debe sacar el máximo provecho a la información que se quiere mostrar.
Los creativos deben destacar su trabajo y diferenciarlo del simple uso de las plataformas. La creación de contenido audiovisual conlleva mucho trabajo. Cada segundo de atención vale oro y por eso hay que cuidar todos los detalles.
Una buena comunicación corporativa, por tanto, necesita a profesionales detrás que trabajen en cada información que se desea lanzar para que la publicación sea lo más efectiva posible. El simple uso de cualquier persona de las redes sociales para promocionarse puede conseguir visualizaciones, pero la repercusión no es comparable.
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