Cuando somos niñas y niños pasamos horas viendo dibujos animados, sobre todo en tiempos pasados cuando todavía no existía Internet y resultaba complicado acceder a la cantidad de contenido audiovisual que se difunde por Internet en la actualidad. Las series de animación eran una de las formas de entretenimiento más extendidas, por lo que muchos crecimos imitando las actitudes de nuestros personajes preferidos. Muchas de esas ficciones o películas estaban protagonizadas por princesas y príncipes que representaban los estereotipos de roles de género, generando una visión deforme de la realidad. Sin embargo, existen algunas excepciones como Pippi Calzaslargas, una serie que se alejaba de todos los convencionalismos.
Tal y como recoge Maribel Baena en su artículo “Pippi Langstrump nos enseñó sobre feminismo mucho más de lo que pensamos”, Pippi era una niña que vivía independiente y feliz, rodeada por sus animales y sin preocupaciones por su aspecto físico. De hecho, su vestimenta y su peinado tan característicos eran su seña de identidad y muestra de que no deben importarnos las opiniones ajenas. Pero lo más importante de este personaje era que rompía con todos los estereotipos de lo que socialmente se considera apropiado para una niña, convirtiéndose en un referente para todas aquellas que querían ser como ella y anhelaban poder vivir fuera de convencionalismos absurdos que solo defienden la clásica visión de roles de género.
Por el contrario, no siempre las ficciones dirigidas a los más pequeños y pequeñas de la casa representan actitudes que promueven la igualdad y la libertad, como es el caso de la serie de dibujos animados Los Picapiedra. En esta ficción, creada en el año 1960, podemos ver una actitud completamente machista, una visión de estereotipos sexistas que queda reflejada a la perfección en el siguiente vídeo, donde tenemos una muestra de cómo la protagonista comenta con unas amigas que ella prefiere quedarse en casa atendiendo su hogar en lugar de estudiar, formarse, viajar y explorar mundo, sobre todo porque eso es lo que le gusta a su marido. Por su parte, el protagonista también defiende que no le agradan las mujeres intelectuales, que le gustan “bonitas e inútiles”, apoyando la idea de que cuando la mujer contrae matrimonio su única función es la de quedarse en casa y no hacer nada más que cuidar a su familia.
Afortunadamente, en la actualidad existe por una parte de la población un mayor interés en promover una cultura que abogue por unos valores igualitarios y, sobre todo, por la libertad de la mujer. No obstante, todavía queda mucho trabajo por hacer, puesto que esa mentalidad machista que predominaba en épocas pasadas sigue presente en nuestro día a día. En definitiva, resulta primordial educar a las más pequeñas y los más pequeños en una sociedad alejada de los roles de género, donde las mujeres no tengan que sufrir actitudes machistas, y los dibujos animados y los medios audiovisuales en general, son una forma rápida, efectiva y visual de hacer llegar a la sociedad un mensaje que promueva la igualdad, sobre todo entre las y los más jóvenes, consumidoras y consumidores asiduos de este tipo de productos.
Enlaces consultados:
https://www.losreplicantes.com/articulos/pippi-langstrump-enseno-sobre-feminismo-mucho-mas/
http://www.codigonuevo.com/pippi-langstrump-nos-enseno-feminismo-cuando-eramos-pequenas1/
http://www.eldiario.es/andalucia/personajes-infantiles-comprometidos-igualdad_0_235876701.html
https://www.youtube.com/watch?v=6c_IH7v_w30