David Company Pagán: All Blacks, el poder de ser un equipo.

4.3. El documental. Tipos de documentales. El documental como documento cultural.

El líder camina hacia sus compañeros. Su paso es firme, puedes sentir su confianza, se siente especial, su orgullo destaca, se encuentra fuerte y no tiene miedo. No oye a su alrededor, nada existe, sólo la responsabilidad de liderar a su grupo. Observa a cada hombre de su equipo, su mirada es fría pero cercana, resulta fácil de admirar. Una vez junto a ellos, alza su voz con firmeza. Cada miembro del equipo escucha las palabras de su líder, el mundo se ha parado para ellos, su concentración es incuestionable, su nivel de tensión llama la atención, aprietan los puños con fuerza, sus brazos están tan tensos que se puede apreciar como tiemblan. Están deseosos de entrar en acción. Sus gestos faciales son intimidantes, desafiantes. Parecen poseídos por un espíritu maorí ancestral.

Sus rivales forman una línea horizontal frente a ellos, tímidamente permanecen abrazados, algunos de ellos cesan en el abrazo al compañero. Se sienten incómodos, quizás débiles. Se puede ver en sus ojos respeto, asombro y admiración. Parecen maravillados, casi hipnotizados. La demostración de fortaleza de los All blacks es tan contundente que cualquier equipo que haya enfrente debe perder la confianza por unos instantes. Es tal su armonía, complicidad y osadía en el ritual, que los rivales empiezan el partido sintiéndose menos equipo que cuando iban de camino al estadio. En cambio, ellos lo empiezan sintiéndose más que un equipo, lo empiezan sintiéndose un único ser con un único objetivo, la victoria.

La leyenda de los All Blacks es un documental producido por Les filmes de Jack Fébus, Toros editions y Canal+, el documento audiovisual nos explica el mito en que se ha convertido el equipo nacional de rugby de Nueva Zelanda. Nos habla del liderazgo y de la fortaleza de un equipo como cuestiones clave para el logro en cualquier cuestión de la vida. Hay equipos con un pésimo liderazgo y poco o nada identificados con las acciones y cultura de sus dirigentes. Sorprendentemente, algunos de estos equipos no sólo sobreviven, sino, que crecen y consiguen logros. ¿Cómo es posible? En mi opinión es debido al carácter depredador y claramente individual de algunos dirigentes. No juegan en equipo, no son capaces de dirigir, pero están dispuestos a satisfacer su ambición sin reparar mucho en los medios para conseguirlo, todo o casi todo vale para lograr el fin. Estos equipos pueden funcionar pero tienen muchas carencias y poca armonía, son frágiles y difícilmente sostenibles, debido a la ausencia de un liderazgo efectivo y a la falta de compromiso e implicación de la plantilla. De alguna forma metafórica estos equipos me hacen recordar a esos equipos que se enfrentan a los All blacks, observando atónitos y vulnerables como 22 hombres dejan de ser individuos para convertirse en una única y potente unidad.

Ser una única y potente unidad… A esto debemos aspirar si queremos marcar la diferencia. Los dirigentes deben liderar haciendo sentir importante a los componentes de su equipo, haciéndoles sentir especiales individualmente; deben saber delegar y tener plena confianza en su gente; deben hacerles partícipes de los planes y los logros del equipo; deben seducirles sin engaños ni trampas, seducirles desde la honestidad. Y por supuesto, deben lograr que cada persona a su mando esté orgullosa de defender cada paso que da el grupo. De esta manera los componentes creerán en la equipo, creerán en lo que hacen. Se sentirán orgullosos de ser parte de él. Lucharán cada segundo y lo defenderán sin dudarlo. Los equipos construidos desde esta base, sentirán y actuarán con lealtad al conjunto. Serán firmes interna y externamente y podrán abarcar objetivos que otros ni imaginen.

No nos conformemos con ser una grupo más. Seamos un poco más All blacks, un único ser con un único objetivo, la victoria.

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